jueves, 15 de diciembre de 2011

Duelo escondido

Imagen tomada de la internet

Ya no eres sombra de tu sombra, te miras al espejo y la angustia recorre los poros. Carrusel de pensamientos donde la vida y la muerte se conjugan. Solitarios y angustiosos momentos donde el miedo y la desolación reinan, los torbellinos atrapan dos vidas.

Es la ruptura de tu cuerpo, es la flojera de los muslos que se predisponen a cortar la flor.

No solo las aguas amargas te torturan, también los fierros te taladran.

Es el duelo escondido que llevarás como daga sobre la espalda en silencio, nadie te comprende porque la sociedad te juzga, ¿Dónde está la mano que acariciará tu cara? ¿La mano que enjugará las lágrimas? ¿Dónde encontrarás al samaritano que entenderá que la fragilidad y el miedo salieron a flor de piel y que renunciaste al don de la vida? ¿Quién entenderá que el fruto de tus entrañas es tuyo y a pesar de todo lo amas profundamente, pero conflictivamente le cortarás las alas?

Y maldecirás la ruptura de tu vientre, filosos cuchillos llevarás clavados en tu corazón eterno. A solas en la profundidad del alma sentirás el fardo que tanto pesa, los grilletes perdieron la llave y te dejaron atada a la pared de los sueños. Maldito duelo que continúa carcomiendo tus huesos y hace que las entrañas suden sangre; día y noche te enfrentarás a tu propia batalla donde una y otra vez caerás inerte.

Sólo el dolor te atañe, tu duelo lo llevarás escondido.

Pompas locas de jabón

Imagen de Wikipedia

(Al desagradecimiento)

Infortunios que interrumpen aquellos momentos en que deberíamos estar lúcidos, en que deberíamos gozar las mieles de la vida; gotas amargas que se deslizan lentamente hasta caer en los vacíos inesperados, que cual hoyos negros absorben nuestra vida, cuchillos clavados con fuerza en medio de la noche negra. Momentos inertes, (así los vemos) sin poder hacer nada… porque la imposibilidad de las acciones no sirvieron para recomponer viejas historias que no deberían haberse vivido; falacias mentales que no tomaron la forma adecuada porque un pensamiento ajeno y rebelde se opuso a ello. No existió la correlación bienaventurada para crear nuevos y mejores hábitos de vida, nuevas uniones entre sí.

El ciclo vital se cierra lentamente mientras el destiempo se burla de las ilusiones vanas que como pompas de jabón, recorre otros rostros, quizás menos crueles, otros ojos menos directos, otras formas de vida menos densas, más afortunadas y más agradecidas, donde la locura no habitó jamás y donde las flores emergieron de sus tallos buscando los rayos tímidos del sol, subiendo por ellos hasta acariciar con la yema de los dedos la luna.

El tiempo ya no es el de antes, quebrado se perdió en el ocaso de la vida sin importar que el espíritu fortachón hablara, sin ni siquiera reconocer ese hálito impulsor para que la rueda girara a favor y así el carro hiciera menos bulla. El silencio hoy ronda los rincones y las lágrimas pugnan por salir a borbotones tratando de limpiar todo lo impío, tratando de borrar viejos signos ya trazados de antemano por un destino inapelable, que no tuvo piedad con nadie… sin importar que la daga lastimara y produjera tanto dolor, dando la cruel sensación de que el equilibrio humano a través del amor no se logró sostener a causa de un corazón contrario que no quiso abrirse para anidarlo con fervor.

Ritual


Dos cuerpos iniciando la danza. La música ya sea una rumba, un tango, un bolero, desencadena pasiones que calan los huesos y penetran la carne, permitiendo que las vibraciones se eleven y giren los cuerpos en consonancia perfecta. Es el alma que en vuelos se despliega con intensidad llamada por los compases de los danzantes que destilan miel, que destilan magia en el acercamiento íntimo. Cuerpos que se entregan de manera momentánea al delirio. Así, los pies entran en cadencias demenciales, las manos y brazos forman contornos y revoloteos suaves mientras el corazón se agita; el espacio adornado de notas, se deja seducir por el movimiento de las caderas; las cabezas se desplazan hacia delante, hacia atrás en solemne ritmo y los ojos de vez en cuando se visten de roja pasión. Notas y cuerpos forman el uno de la armonía. Encuentros y desencuentros causados por la magia del baile que crepita entre cuerpos, que convierten esos minutos en eternos compases de comunicación y fantasía, donde los danzantes se entregan ante las notas pasionales que apretujan sus cuerpos en endemoniada alegría.

Ciega y andariega


Cual gitana con las líneas perdidas y cabalgando por viejos caminos cubiertos de polvo; errante con sus cicatrices abiertas y con el peso de las cadenas sobre su lomo, vaga en las sombras de la noche sin permitir ver los telones índigos donde antes pintaba estrellas.

La caparazón de sus huesos, cubiertos por nostalgias viejas y destruidos paulatinamente por el cincel inagotable del tiempo que le jugó malas pasadas, aquél impío que cerró sus ciclos a deshoras sin permitirle anclar en ningún corazón bondadoso, obligándola a llevar su alma andariega y a pedazos.

Hoy, maldice los fuegos que no ardieron y se quedaron prendidos en las sábanas viejas donde las huellas se quedaron mudas y donde su ceguera no dejó leer el destino que estaba escrito en sus manos de líneas perdidas.

Su presente duerme en gotas de agua.