lunes, 6 de junio de 2011

Los hijos de las flores


Tímidas florecitas que entre espirales buscan la luz, mientras el
rojo soleado toca de pasión a los hombres.
Vértebras de luz que giran en torno de nuestra candescencia
donde la vida agazapada, respira poro a poro llenándose de fuerza
y maestría.
El sol nubla nuestros ojos hasta encandecernos para mostrarnos
su fuerza y poderío, mientras la noche avanza agigantada
para dejarnos una paz posterior que deja ver el universo
de manera diferente. Es la luz candente que pulsa nuestros sentidos
hasta despertar a un nuevo amanecer lleno de nuevas fragancias,
aquellas que despiertan entre pétalos para indicarnos que la
vida se abre nuevamente a nuestros pies.

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