En las tardes soleadas y en medio del resplandor del cielo, cruza un ave viajera que se incrusta en el paisaje con sed de vida, alentando ilusiones que navegan llenas de esperanza...Y en sus apacibles aguas el reflejo infinito traslapa deseos nuevos a la espera de que el vaivén las lleve a feliz término.
Y así entre paisajes encantadores donde la naturaleza pinta los reflejos, donde deja los colores y juega con los trazos naturales, ahí, justamente ahí, se queda la esencia de la vida mía, contemplando la obra perfecta de la creación.



