Erase un viejo barco que anclado sobre la playa se quedó...
Hoy recuerda los muchos años de trajinar y surcar mares con sus ilusiones corroídas y cansadas, intentando encontrar la calma.
Horas donde el sol ahora lo hace sudar cual campesino en horas de trabajo, cual ave migratoria que sin cesar cruza los mares, esos que él cruzo sin detenerse cuando era joven, cuando sus ansias febriles lo llevaban a cumplir misiones y orgulloso derribaba piratas.
Cuántas cargas recogidas, pocos pasajeros llevaba en sus lomos y miles de alcatraces en su proa incapaces de rendirse ante el placer de recibir los vientos que les producían algarabías de contentos. Es la algarabía de los amores que también tienen alma femenina a pesar de tu latonaje lleno de virilidad.
Cuántos recuerdos felices hoy se asoman con nostalgia, esa misma nostalgia que acompaña a los seres viejos que extasiados contemplan su alma al borde del camino y a la espera que aquello que queda de ellos renazca en otra vida.
Viejo barco: sólo espera que tu reciclaje sirva para que nazca otro nuevo y cruce los mares ondeando otra bandera que ya no será la tuya, pero aún así sabrás que ahí sigues vivo.
2 comentarios:
Un viejo barco que pudo tener más de una historia y esa imagen te regala la tuya, quizá el también añore el mar, la embestidas de su oleaje y la densidad imparable de su vaivén en sus aguas... Una proa que ya n señala otros horizontes, pero ha dejado recuerdos en aquellos que vivieron esa cubierta.
Un abrazo amigo, Ethel.
Siempre. Elisa
Gracias. Creo que la Ranita azul está por los contornos del barco.
Un beso
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