Los trigales se mecían suavemente mientras el sol cobijaba sus tallos. Finas ráfagas de viento acompañados de su debilidad, prodigaba la juntura de ellos. Montañas y árboles, envidiosos e inquietos testigos, mientras ellos sonreían con picardía. Campos cobrizos dando vida y esparciendo olor a pasión. Un ave en círculos mágicos volaba contemplando el escenario creado por los dioses. Bajando su cabeza agudizó su vista y vio el contorno de una mujer que entre los trigales húmedos deshacía sus ropas y volaban por el cielo… arrebatos pasionales de dos que se amaban en silencio. Cómplice el sol apagó la luz para que nadie más rindiera curiosidad ante el acto repetido de los amantes. Solo jirones de luz y de pasión quedaban entre los trigales.
Marzo, 2009
2 comentarios:
¿SAbes Etel?
Soy de una zona de España(aunque ahora viva en Mallorca)mayormente agricola.
El amarillo de las cosechas estivales ha acompañado los veranos de mi infancia.
Recuerdo las recomendaciones que las abuelas hacían a las mocitas:
-¡Cuidado con las eras...atraen a las cigüeñas! ;-)
Y entonces esta prosa resultó muy propicia para el decir de las abuelas..
Gracias por estar aqui...
Un besito...
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