En las tardes soleadas y en medio del resplandor del cielo, cruza un ave viajera que se incrusta en el paisaje con sed de vida, alentando ilusiones que navegan llenas de esperanza...Y en sus apacibles aguas el reflejo infinito traslapa deseos nuevos a la espera de que el vaivén las lleve a feliz término.
Y así entre paisajes encantadores donde la naturaleza pinta los reflejos, donde deja los colores y juega con los trazos naturales, ahí, justamente ahí, se queda la esencia de la vida mía, contemplando la obra perfecta de la creación.
2 comentarios:
En el tumulto siempre hay un trazo de atardeceres que se pierde en la línea del horizonte, amiga, también yo pienso en ello y me figuro el paisaje lejos de esta realidad que nos comprime. Ahora en esta paz que deseo para poder recobrarme, que me doy para pensar también y liberar el ave interior de su jaula, dedico a mis amigos este rato de is visitas. Creo que os merecéis que os digo ¡Gracias por ser como sois! Un abrazo. Elisa
Gracias Elisa... Un besote
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