viernes, 26 de agosto de 2011

El otoño

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El anaranjado color del otoño renace a nuevas esperanzas de vida.

Aquella casita empotrada en lo alto de la cima y rodeada por árboles amarillos y algunos aún sin dejarse contaminar por el dorado, trae a mi presente recuerdos de viejas épocas donde las nubes al igual que ahora, corren en surcos cual motas de algodón suavizando y contrastando el fondo azul claro con el resto del paisaje. Épocas donde ni siquiera se asomaba el más leve pensamiento sobre la edad dorada de mi vida.

La desnudez del árbol presto a cubrirse nuevamente de retoños rebosantes de alegría recuerdan mis deseos de fecundidad y mi paso por la etapa juvenil que ha quedado ya lejos de mi ahora.

Los pastizales con sus rubios dorados y cafés se convierten en la alfombra mágica por donde mis ilusiones caminaron calmas recostándome sobre la vida, acariciándola toda.

Hoy en los albores de mi otoño me compagino perfectamente con el paisaje haciéndome suspirar arrobada por su belleza, con la certeza que amo mi otoño plenamente.



2 comentarios:

A. Elisa Lattke Valencia dijo...

Hola, mi querida Ethel!

Llega este tiempo de transición con su espectacular colorido por estos lares, donde el verde apenas se ve y los árboles de hoja caduca se desnudan sin ningún rubor. Las coníferas aguantan bastante y no pierden sus agujas ni si tono. Antes me sorprendían esos troncos esqueléticos enseñando sus nervudas ramas sin ropaje ni fronda que les cubriese, dejando tan sólo algunos nidos que a duras penas los defienden las aves hasta el final del otoño. Sentía tristeza y me daba una enorme nostalgia recordar nuestros montes y selvas. Pero a todo se acostumbra la vida como ella la naturaleza y, unos y otros nos apoyamos en el mismo deseo de supervivencia y de mutua ayuda, aunque por desgracia no se entienda así por una gran mayoría y ellos son los grandes sacrificados en pro del progreso (...) Digamos que negocio depredador para millones de seres que no estiman ni aman su hábitat o la naturaleza. Tú y yo sabemos que sin ellos no existiríamos.

Un abrazo , amiga. Elisa
Besos a Puca.

Ethel Saavedra Garcia dijo...

Elisa amo los otoños en todas sus expresiones...
Gracias por tu comentario, Hace días no pasaba por aquí, me he vuelto perezosa...