jueves, 29 de enero de 2009

He de beber

Y en la piel de los silencios tu nombre está guardado evocando suspiros y ansiedades nuevas. Llama viva que enciende los fulgores y perladas sensaciones. Caricias saciadas en el vaivén de tus labios mientras mis uñas recorren las sinuosidades de tu cuerpo. Y cada suspiro mío cubrirá tu cuerpo amado mío y sentirás como mi alma derrama la miel que cubrirá tus entrañas. He de beber de tu boca hasta que exhale mi último suspiro; anclaré mi amor en tu alma y el aroma de tus besos ha de cubrir mi cuerpo frío. Y tu esencia encadenada a la mía la llevaré hasta los recónditos espacios, donde la luz te ilumine amado mío.
Dic. 2008

Entre el sol y la luna

Cuando la luna duerma me posaré en tu cama, cantaré mis glorias y develaré mis secretos, aquellos que recónditos están en el cofre de mis esperanzas. Y de los párpados lunares bajaré la copa del elíxir sagrado y te besaré dulcemente en la boca.
Cuando la luna duerma arroparé tus ojos tristes, hurgaré en tus sueños el color de las estrellas y de las esperanzas mías. Y entre luna y sol enlazaremos nuestras manos y aunque pasen los años cantaremos nuestros delirios.
Cuando el sol despierte y la luna se vaya a dormir, estaremos tú y yo juntos esperando otro nuevo amanecer.
Dic, 2008


lunes, 12 de enero de 2009

Metáfora impensable

Un toque leve y unas huellas indelebles. Breve gaviota suspirante sobre el mar, dueña impredecible de alegrías inesperadas, alzaste vuelo indefinido dejando mis sueños bailando entre las nubes, y en tanto mis sentidos, buscaban acoplarse a las estrellas en tu búsqueda. He pretendido navegar en el centro donde la luz gira y redondea mi esencia. He obligado a abrir mis párpados y a encontrar reflejos en el rocío, buscando que a través de una frágil gota volvieras a mi destino; he sentido el sol sobre mi espalda y el frío de las noches rondando mi cama, he presentido las madrugadas del tiempo, envolviendo en velos traslúcidos mis suaves suspiros. En medio de mis moratorias le he cantado a las piedras mis sinsabores y les he mostrado las flores del olvido; mientras el reloj del tiempo ha desplegado sus alas, para enrollar mis esperanzas enrumbadas en caminos hacia lo perdido. Y es que en mi búsqueda no te he encontrado. Tu perfume no lo percibo e ignoro a quién pedirle plazo para expandirme nuevamente, pues aún sigo contraída. Y ahí es cuando siento que mi alma vive y me obliga a brindarte esta prosa queriendo resarcir mis lágrimas con solo un indicio de tu esencia. Es cuando comprendo que esta metáfora es impensable, es irrealizable. Vano fue mi recorrido por encontrarte en ella. Inútiles palabras que se quedan enredadas porque mi gravedad no permite ser leve, y realizar tan feliz ensueño: traspasar ese mundo donde a lo mejor estás... y en esta metáfora perdida me quedo, contemplando cómo te quedaste en mi destino.
Etelsaga, octubre, 2008

Breve levedad


Insaciables pensamientos se agolpan en mis celdas matutinas y se mueven al galope uniendo mis tiempos idos. Cada uno nace y muere y con sus suaves manos abrazan mi cerebro y se enlazan con el acontecer diario. Mi cuerpo brioso y anhelante se desenrolla con retozo y entre el torbellino de mi memoria vuelvo a viejos tiempos cuando tendida sobre la cama vivía experiencias silentes y escondidas: los espacios se empequeñecían y daban forma a la sombra de mi figura agrandada intentando volar hasta tocar los cielos de mi techo. Breve impotencia para dilucidar mi intento, el miedo invadía mi consciencia y mi plenitud; entonces volvía a mi centro, regresaba a mi pequeñez y me daba cuenta que estaba tendida sobre la cama y que sólo habían transcurrido breves momentos entre mi grandeza, mi delirio y mi levedad.
Octubre, 2008

¿Cómo eres?


Presurosa he corrido por jardines y he arañado la tierra más ahí no te he encontrado. Temo deshojar las flores en tu búsqueda y no encontrarte. Y suspirando, mi vista he alzado al cielo para descubrirte en el aire. Trasciendo hasta las alturas impidiendo que mi esperanza se agote; despejo con mis dedos cirrus y cúmulos y tú siempre escurridizo, te escapas y confundo mis lágrimas entre los cristales para descender nuevamente hasta la tierra. ¿Quién eres y cómo eres que a mis ojos te escondes? En que fuente pernoctas y por qué escurridizo ¿bailas en el ambiente? Frágil tu estancia en los corazones de los hombres, todos te anhelan pero tu como siempre, te evaporas…
Noviembre, 2008

miércoles, 7 de enero de 2009

Un rayo de ilusión


Una vez más estoy sentada deshojando mis sentimientos. Así como calaste poco a poco mi alma, hoy calo poco a poco mis versos. No importa que estos versos no te devuelvan a mí. Mi playa se vistió de seda para recibir la gaviota que cruzó el mar para quedarse en mi intimidad. El reloj acumuló muchos minutos entre tú y yo, y entre sus punteros deleite de amor y ternura acumulando risas y caricias al vaivén de besos y amaneceres. Y brindamos por la vida y no recuerdo ya, cuántas noches y cuantos días. Y a ella le jugábamos nuestro amor y en cada esquina nos quedábamos suspirando. Mis soledades dejaron de cantar su canción amarga. Te ibas y volvías como si estuvieras atado a mi falda y yo atada a tus besos, como el punto a la coma, como la hiedra a la pared.
Silente partida: sin un beso, sin una lágrima, sin dejar entre mis manos una rosa, un te quiero, un adiós. Te llevaste mi vida entre tus manos y dejaste tu sonrisa en mi recuerdo. Inútiles días de espera mientras soportaba tu ausencia y nada se apiadaba de mi locura. Aquella rosa seca guardada en un libro ansiaba tu regreso y hoy en ella deposito un beso. Quise perderme entre los trigales buscando tu presencia y volví a cantarle a mis soledades medio de exclamaciones.
La escala musical se volvió más intensa y todos sus cantares me recordaban tu voz junto a mis oídos. Entre paréntesis tengo mis besos inconclusos y aprendí a beberme gota a gota tu ausencia. Tu recuerdo se quedó anclado en mi pensamiento y a veces pronuncio tu pequeño nombre no importa que encienda nostalgias en mi corazón. Mis letras navegan en tu recuerdo y a veces pretendo ver sobre mi mesa un suspiro tuyo, depositado en medio del silencio y que pueda cabalgar sobre el cuerpo mío. Te beso con mi memoria y pretendiendo olvidarme de tu presencia, hoy me he enamorado de tu ausencia.
Noviembre, 2008