Insaciables pensamientos se agolpan en mis celdas matutinas y se mueven al galope uniendo mis tiempos idos. Cada uno nace y muere y con sus suaves manos abrazan mi cerebro y se enlazan con el acontecer diario. Mi cuerpo brioso y anhelante se desenrolla con retozo y entre el torbellino de mi memoria vuelvo a viejos tiempos cuando tendida sobre la cama vivía experiencias silentes y escondidas: los espacios se empequeñecían y daban forma a la sombra de mi figura agrandada intentando volar hasta tocar los cielos de mi techo. Breve impotencia para dilucidar mi intento, el miedo invadía mi consciencia y mi plenitud; entonces volvía a mi centro, regresaba a mi pequeñez y me daba cuenta que estaba tendida sobre la cama y que sólo habían transcurrido breves momentos entre mi grandeza, mi delirio y mi levedad.
Octubre, 2008
Octubre, 2008
No hay comentarios:
Publicar un comentario