Como duele este recuerdo: antes eras, ahora no sos... A veces me sostengo en la idea de que este amor ya no es y que todas las espinas y las lágrimas avanzaron al ocaso dejando mis noches limpias de ti. Pero algo y no se si culpar a mi alma, que me engaña a veces
y cual animal agazapado entre tinieblas salta de nuevo y creo lo contrario. El mar y su oleaje me vuelven arena frágil en tus orillas. Crueles pensamientos que me aprisionan y me dejan inmóvil devolviéndome en el tiempo. ¿Aún te amo? ¿o ya no te amo? Si la verdad la encontrara deshojando inquietas margaritas para hallar la respuesta, malograría unas cuantas, pero tal salvajada no puedo cometer por este amor que dio la espalda. Se que de vez en cuando la tristeza y la melancolía arrancan suspiros al alma mía. Prefiero pensar que son residuos del amor que vuelve intentando jugarme sucio y burlándose de mí. Pruebas inevitables del amor. Echo la culpa más a vale a pensar que hay días en que soy muy frágil y que los recuerdos arremeten dejándome tendida y sin vida. Instantes cada vez menores en que esos lapsus del destino me tienden celadas, y pensar en ello me da tranquilidad. No estará lejos el día cuando piense en ti y todos mis disturbios estén en calma. Cada vez camino más hacia esa meta y entonces con fidelidad diré: antes eras, ahora no lo sos...
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