martes, 28 de octubre de 2008

Nuestros centros

En esta vivencia no hay conclusiones que lleguen a ser resoluciones duraderas, el camino del diálogo se abre y se cierra, a veces entra la luz y el viento claro y diáfano como los dos.
Y persistimos en las mismas palabras: tú no me entiendes, ni yo te entiendo y viene la trabazón de nuestros sentimientos y el dolor se vuelve profundo. Lloro y tú lloras, así le damos espacio y un canal a los sentimientos. Caminamos un tiempo y luego la puerta se vuelve a cerrar. Y así hemos recorrido años, yo tratando de que me entiendas y tu empecinado en tus silencios. Los progresos se devuelven por minutos de dureza y de poca comprensión de tu parte. A veces me alejas y no puedo llegar a tu centro.
¿Y sabes? Las cosas son más fáciles de lo que creemos, los mapas son sencillos de descifrar cuando los caminos se recorren con amor, todo se vuelve más fácil. Pero tu yo salta a veces como una liebre, vives ocupado para mi mientras yo giro en torno a ti y a tus gustos, esa es mi manera de agradarte, de decirte que te quiero. No es el te quiero de los objetos, es el amor que te ofrendo. Pero tú no lo entiendes, cuando encuentres tu propio centro, entonces encontrarás el mío. Sólo así lograremos encontrar el amor en el centro de los dos.
Enero, 2008

1 comentario:

alonzo dijo...

la historia de las relaciones resumida, asi en poquitas palabras queda mejor