El alba llega… los primeros rayos del sol inundan mi cara. En su hogar, los pájaros comienzan sus danzas de amor. Poco a poco voy escuchando sus trinos. Salen de sus nidos para hacer público su amor. No se dan cuenta que los observo dándose piquitos y la hembra mostrando su necesidad de posesión.
Mis ojos perciben su amor mientras la savia de mi cuerpo circula dulcemente. Respiro y amo una vez más. Arrobada contemplo el batir de sus alas, mientras el macho con su pico le da besos y ágilmente en un segundo, se posa encima de ella para decirle un frenético: ¡te amo!
Luego viene la tranquilidad. Ella vuelve a su nido y él viaja vertiginoso para volver horas después donde su amada. El devenir diario irrumpe en mi mente. Prefiero dejarlos a solas para que se acoplen cuantas veces quieran... sin testigos ...
Mis ojos perciben su amor mientras la savia de mi cuerpo circula dulcemente. Respiro y amo una vez más. Arrobada contemplo el batir de sus alas, mientras el macho con su pico le da besos y ágilmente en un segundo, se posa encima de ella para decirle un frenético: ¡te amo!
Luego viene la tranquilidad. Ella vuelve a su nido y él viaja vertiginoso para volver horas después donde su amada. El devenir diario irrumpe en mi mente. Prefiero dejarlos a solas para que se acoplen cuantas veces quieran... sin testigos ...
Mayo 200
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