sábado, 6 de diciembre de 2008

Secreto


Eras mi postre preferido. De esos que uno mira y con los ojos lo degusta, antes de acabar el almuerzo. Tu boca era mi fresa preferida y tus ojos un par de chocolatinas. Tus manos la cubierta de vainilla, donde ágilmente mi dedo índice derecho lo hubiera untado y llevado sensualmente a mi boca. Sé que del centro, saldría la miel y que como un tímido colibrí, te hubiese bebido todito, todito.
Pero tú, mi postrecito preferido, esquivo y sin saberlo, nunca hiciste parte de mi mesa.
Mayo 2008

No hay comentarios: