martes, 30 de diciembre de 2008

Sol naciente

Fugaces primaveras dieron vida a mi otoño, la nieve dulcemente se enredó un poco entre mi pelo; conservo aún los perfumes de las flores y entre mi pecho el recuerdo de todos mis amores. En el invierno cantaré mis glorias y todos mis vientos fluirán tibios, no dejaré que la primavera muera porque mis praderas no serán divisorias.
Alegre pasearé por cada noche y cada mañana despertaré sonriente, no importa que caigan las hojas, esos son tiempos breves de un sol naciente.
Mi mundo en adelante será vasto. Abriré mi sendero con espadas cortando la maleza, solo a mi llegarán las estrellas que brillen con su luz serena y transparente. Dejaré mi rastro cual pétalos en un camino florido y entre mirada y mirada sonreiré abiertamente a mis preferidos.
Dormida quedaré cuando mi sol y mi mundo desaparezcan; mi conciencia satisfecha pasará al mágico edén en un suave, glorioso y eterno vaivén.
Etelsaga, agosto 2008

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