
Alegre pasearé por cada noche y cada mañana despertaré sonriente, no importa que caigan las hojas, esos son tiempos breves de un sol naciente.
Mi mundo en adelante será vasto. Abriré mi sendero con espadas cortando la maleza, solo a mi llegarán las estrellas que brillen con su luz serena y transparente. Dejaré mi rastro cual pétalos en un camino florido y entre mirada y mirada sonreiré abiertamente a mis preferidos.
Dormida quedaré cuando mi sol y mi mundo desaparezcan; mi conciencia satisfecha pasará al mágico edén en un suave, glorioso y eterno vaivén.
Etelsaga, agosto 2008

No hay comentarios:
Publicar un comentario